Repentino, el aguacero
ha empapado el verde
con gotas como acero
de un frío que al cuerpo muere
La lluvia de narices,
pechos, gargantas, espaldas
todos, grandes y gurises,
se han resfriado hasta el alma
Cada minuto se escucha
que alguien dice: ¡SALUD!
y hasta el perro, en su cucha
sin cesar exclama: -Atchis!!
Fatima
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