La cabra suelta en el huerto.
Andaba comiendo albahaca.
Toronjil comió después y, después, tallos de malva.
Era blanca como un queso como la luna
era blanca.
Cansada de comer hierva se puso a
comer retamas.
Nadie la vio, sino dios.
Mi corazón la miraba.
Ella seguia comiendo flores y ramas
de sabia.
Se puso a balar despues
bajo la clara mañana.
Su balido en el campo fresco, camino
de la montaña.
Se perfumaba de malvas
el viento, cuando balaba.
Mili y Eve
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